“¡¡¡Mamá!!!” Es el clásico grito de todo niño ante todas las situaciones en donde necesite algún tipo de ayuda, desde encontrar el buzo preferido, hasta el dolor de una caída. Es muy raro escuchar “Papá”, “abuela”, no… siempre es mamá.
Y esto tiene su lado muy dulce, el que haya un ser chiquito que cuente con nosotras, que nos necesite, que nuestra presencia le haga brillar los ojos y nuestras palabras calmen su dolor. Esa experiencia es increíble.
Pero por otro lado, es algo bastante agotador. Sobre todo si hay más de un niño. La madre tiene a su vez otras tareas además del cuidado de los hijos, y esta constante necesidad es algo por momentos difícil de llevar.
Aquí lo importante sería el TOMARSE TIEMPO PARA UNA. Y además el poder RECONOCER estos sentimientos ambivalentes. Mi psicóloga refiriéndose al tema un día dijo: “Porque te adoro, te odio”. Claro que no significa que uno odie a su hijo, por el contrario, lo ama con toda el alma, pero tanto amor, tanta dependencia, también provoca sentimientos hostiles, que son necesarios para el correcto desarrollo de ambos.
No hay que hacer nada con estos sentimientos ambivalentes, no es que sean un conflicto a resolver, sino que simplemente es bueno reconocerlos, que a todas nos pasa lo digan o no.
miércoles, 2 de mayo de 2007
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