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sábado, 21 de marzo de 2015

Volver a trabajar: Tips para continuar amamantando.

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Nuestra cultura fue cambiando. Hace algunos años las mujeres no formaban parte del mercado laboral, su trabajo estaba en la casa con sus hijos. Hoy en día, las mujeres hemos ganado diferentes espacios, logrando ser excelentes profesionales y técnicas. En contrapartida, hemos cedido el lugar en el hogar. Las mamás actuales están fuera de su casa cerca de nueve horas diarias, y algunas hasta más tiempo. La gran interrogante es cómo congeniar el trabajo y su estrés agregado, con la vida doméstica y la crianza de nuestros bebés.
La lactancia no es un tema menor. Las mamás y papás queremos lo mejor para nuestros hijos, y está científicamente comprobado que la leche materna es el mejor alimento para su desarrollo físico, mental y emocional. Por esta razón, a pesar de tener largas jornadas de trabajo fuera de nuestra casa, podemos buscar formas para extender la lactancia el mayor tiempo posible. A continuación propongo algunas ideas que puedan ser de utilidad.

Recolectar frascos de vidrio desde el embarazo
Este es el primer consejo que doy en los talleres de parto. Hay cosas que podemos prever desde el embarazo, y ahorrarnos dificultades a futuro. La conservación y almacenamiento son una clave fundamental para extender la correcta lactancia materna a la hora de reintegrarse al trabajo. Es mejor no esperar a último momento para ver dónde guardar la leche extraída. Los expertos en el tema recomiendan utilizar frascos de vidrio con tapa de plástico. Estos no son tan fáciles de conseguir, sobre todo si vamos a utilizar varios al mismo tiempo.
Es importante considerar su tamaño. Para los freezer estándar, los frascos grandes van a ocupar mucho lugar. A la hora de descongelar, es conveniente sacar la leche que se vaya a utilizar en el momento. Si descongelamos más de la cuenta, ésta hay que utilizarla en las siguientes horas, sino hay que descartarla. Por estas razones, lo ideal son tamaños pequeños o medianos, donde se puedan congelar cerca de 100 ml.

Comenzar a extraerse leche luego de volver del hospital
A los 5 días promedio de nacido el bebé, se produce una “bajada” fisiológica de la leche. Esto significa que la glándula mamaría producirá mucha leche sin que la mamá tenga que estimularse demasiado. Por lo general, las mujeres notan esta “bajada” porque sus mamas aumentan considerablemente de tamaño, y sientes los pechos tensos y cargados de leche. En este período se produce más leche de la que el bebé precisa. Luego de volver a la casa del hospital, y cuando la primer adaptación se haya logrado, es conveniente aprovechar que el cuerpo esta produciendo leche en gran cantidad para comenzar a conservarla. Sin tomar esto como un “deber” más, ni que sea una actividad estresante, cuando la mamá encuentre un tiempo para extraerse, resulta útil para comenzar a conservar. Notará que la extracción será con relativa facilidad.
Con el correr del tiempo, la producción de leche disminuirá ajustándose a la demanda del bebé, por lo que si la mamá no se acostumbró a la extracción, le puede resultar más difícil si tiene que congeniarlo con el comienzo del trabajo.

Mantener buenas prácticas de higiene y almacenamiento
Tanto en el hogar, como en el trabajo, se deben mantener prácticas de higiene a la hora de extraer y manipular la leche materna. El procedimiento básico es el lavado de manos y uñas. En caso de utilizar un aparato para la extracción es importante informarse sobre su correcta higiene. Algunos aparatos tienen pequeñas piezas que hay que aprender cómo se mantienen limpios.
El pecho y la areola no deben lavarse especialmente, la ducha diaria es suficiente. En la zona de la areola existen unas glándulas pequeñas que se encargan de la lubricación, y segregan factores antimicrobianos. Por esta razón es importante no pasar alcohol en gel ni jabón directo en esa zona.
La leche de un mismo día se puede guardar en el mismo recipiente. Puede suceder que una mamá no se extraiga grandes cantidades de leche en cada intento, pero puede guardar lo que consiga sacar cada vez, hasta obtener un recipiente. Siempre teniendo la precaución que no haya más de 24 horas de diferencia en la extracción de la misma
Respecto a la conservación, según la Norma Nacional de Lactancia Materna (2009) las referencias en nuestro país son las siguientes: A temperatura ambiente (25°C), las cualidades de la leche se mantendrán aceptables en un promedio máximo de 8 horas. En la heladera, se podrá conservar durante 48 horas, teniendo la precaución de colocarla en el fondo de la heladera. En un congelador (heladera de una sola puerta), se podrá mantener durante 14 días, mientras que en el freezer  será entre 3 y 6 meses (3 meses feezer de heladera, 6 meses en el fondo de freezer horizontal).
Para descongelar la leche, puede realizarse a baño maría, o bajo el chorro caliente de la canilla. También se puede descongelar gradualmente, colocando el recipiente con leche en la heladera unas cuantas horas previas al consumo. Lo importante es nunca usar fuego directo ni microondas, ya que se desnaturalizan las proteínas.
Se debe recordar que:
·         La leche descongelada debe ser consumida dentro de las primeras 24 horas.
·         No debe congelarse nuevamente
·         Se debe agitar para homogeneizar la grasa y la temperatura


Negocia en tu trabajo para tener un lugar apropiado para la extracción de leche. Anímate a conversar tu situación y buscar la mejor solución para todos los involucrados.

La licencia maternal  que establece la ley N.° 19.161 brinda 14 semanas de licencia, dependiendo del estado de salud de la mamá serán las semanas que el médico determina que debe tomarse previo al parto. Una vez que la mamá se reintegra al trabajo, tiene el beneficio de trabajar “medio horario”. En casos especiales se puede realizar un trámite en INAU que extienda el plazo del mismo.

Sin embargo, más allá de estos derechos que debemos exigir que se cumplan, en mi experiencia, cuando la mujer plantea su situación personal, y el deseo de extender la lactancia, en muchos lugares de trabajo se busca la forma de apoyarla. Por ejemplo, el saber que un bebé amamantado se enferma menos, impulsa a que los encargados prefieran que la mujer encuentre la forma de continuar con la lactancia, al posible futuro ausentismo laboral. Asimismo, una mujer feliz en su puerperio, es una empleada más eficiente. Estos son algunos de los argumentos que podemos manejar como mamás a la hora de presentar nuestro caso. El animarnos a negociar y conversar puede llevarnos a gratas sorpresas. No con ánimo de complicar el trabajo, sino de congeniar de la mejor forma posible, ambas situaciones. He conocido mamás a las que se les ha permitido entrar unos minutos más tarde para poder amamantar a su hijo tranquila en la mañana. Asimismo, empresas que han buscado la forma de generar lugares propicios para la extracción de leche. Solo se requiere una silla y un espacio privado, en donde la mujer no sea molestada. Si todas las mujeres nos animamos a plantear nuestras necesidades respecto a la lactancia, cada vez será más común y más fácil para las futuras mamás.

Aprovechar la licencia maternal para disfrutar, estar con el bebé y estimular la producción de leche materna.
El éxito en la lactancia no depende únicamente del aspecto biológico. Una mujer puede tener todos los factores orgánicos para producir leche adecuadamente, y sin embargo no lograr una lactancia exclusiva ni exitosa. El aspecto emocional y el social cumplen un rol muy importante al respecto. Cuando la mamá disfruta del momento, y comparte todo el tiempo posible con su bebé, facilita a las hormonas encargadas de la producción y la eyección de la leche materna. No siempre resulta simple disfrutar del postparto. Se han escrito varios artículos y libros al respecto. Una mujer acostumbrada a estar en actividad 12 horas en el día, con un importante nivel de estrés, puede resultarle extraño estar todo el día con un bebé y tener que bajar sus revoluciones al ritmo de un recién nacido. Concientizarse que la licencia es un tiempo acotado, que el bebé necesita de nuestra presencia, nuestros mimos y de la leche materna, ayudará a vivirlo con tranquilidad y disfrutando cada momento.


Claudia López
Licenciada en Psicología
Consultora de Lactancia Materna Internacional (IBCLC)
Educadora de Parto Lamaze (LCCE)
www.nacemama.com


martes, 13 de noviembre de 2012

Método Estivill: recién a partir de los 3 años

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Hace quince años el Pediatra Estivill escribió un libro sobre el sueño infantil. Desde entonces ha ganado adeptos que siguen y recomiendan sus técnicas, y al mismo tiempo opositores, que lo han llamado desde “nazi”, “maltratador de niños” entre otros.

Lo cierto en estos años es que muchos padres, ante la desesperación de la falta de sueño, han optado por utilizar sus métodos. Básicamente, el mismo consiste en dejar llorar al bebé por lapsos de tiempo que van en aumento, para que concilie por sí mismo el sueño. Él platea la importancia de los hábitos, y de que el niño no se acostumbre a dormir con un adulto. El método que ofrece no es un invento suyo, ya que en el año 1976 el Dr. Spock escribió un libro con recomendaciones muy similares a las que realiza el Dr. Estivill. Este tipo de técnicas se llaman “métodos de adiestramiento”, y han sido estudiadas y cuestionadas por diversos profesionales. Lo complejo del tema, es que los métodos de adiestramiento sí funcionan. Hay niños más dóciles que otros, por lo que este método puede resultar más rápido o más lento de acuerdo a la personalidad del bebé. Lo que se cuestiona no es su eficacia, sino las consecuencias, a largo plazo, para el niño.
Según la Academia Americana de Pediatría, los expertos en neurociencia desaconsejan completamente dejar llorar solo a un bebé. El investigador Allan Schore, neuropsicólogo de la Universidad de Los Ángeles en California (UCLA) se ha especializado en comprender cómo el apego y el estrés afectan el desarrollo cerebral.  Actualmente plantea en sus investigaciones que el cuidado emocional que recibimos en los dos primeros años de nuestra vida marcará el resto de la misma. Schore explica por qué después de mucho llorar el bebé suele terminar vomitando. Él hace referencia al “frenético terror” que supone para un bebé llorar sin recibir consuelo, él plantea los cambios bioquímicos que acontecen en el cerebro del bebé, y cómo la huella de este estrés, si se va repitiendo, lo marcará de por vida. Pueden encontrar sus libros y artículos en: www.allanschore.com

El Dr. Estivill no ha sido ajeno a estos avances y recientemente ha hecho algunas declaraciones que han asombrado tanto a la comunidad científica, como a todos los padres que aplicaron sus métodos. En sus propias palabras dice: “Las normas que explicábamos en 'Duermete niño' eran para los niños a partir de los tres años que tenían el denominado 'insomnio infantil por hábitos incorrectos'. Estas norma no pueden ser aplicadas en los niños más pequeños por esta inmadurez de su reloj biológico.” (Diario El País -Español-, 27 de Setiembre de 2012)
En Abril del presente año ha publicado un nuevo libro llamado “A dormir”, que supone corregir lo planteado en la primer publicación. Sin embargo sus tablas de medición, y las expectativas de horas de sueño para los bebés, siguen siendo ampliamente cuestionadas. Las investigaciones que menciona en sus libros son debatidas, ya que carecen de rigor científico  en la forma en que son aplicadas.
La pregunta está en ¿qué pasa con generaciones de niños a los que se les aplicó esté método antes de los 3 años? Me pregunto si el Dr. Estivill se hará cargo de las huellas de estrés que quedaron marcadas en los cerebros de estos niños. ¿Pagará las terapias o las pastillas tranquilizantes?
En entrevistas recientes, él habla de que no es un método lo que plantea, sino propuestas a ser reguladas por los padres, éstas no deben ser seguidas a “raja tabla”. Esto se contradice completamente con lo que escribe en su primer libro, en donde el método se describe paso por paso.

Lo cierto es que, en nuestra sociedad, tanto padres como madres tenemos largas jornadas de trabajo. Solo madres privilegiadas tienen la oportunidad de estar en sus casas por varios meses con su bebé, y así no sufrir de la falta de sueño por las noches, porque duermen en el día. El resto de los mortales buscan dormir horas de corrido, y procuran formas para poder conseguirlo. Es importante que los padres nos informemos, y sepamos los pros y contras de las formas de criar que elegimos para nuestros hijos. Debemos recordar que el sueño es un proceso evolutivo. Es decir que los bebés no nacen durmiendo de la misma forma que lo hace un adulto. Si conocemos el proceso del sueño, y lo acompañamos consecuentemente, ayudaremos al correcto desarrollo del mismo y reduciremos las chances de que aparezcan dificultades en el futuro.
En lo que refiere al sueño infantil, me atrevo a recomendar el libro de Rosa Jové “Dormir sin lágrimas”, de la editorial La Esfera de los Libros, año 2007. Allí plantea todas las teorías que existen sobre el sueño infantil, las investigaciones que las sustentan, y propuestas alternativas para acomodarnos al proceso de sueño de los bebés.

Claudia López
Licenciada en Psicología
Consultora Internacional de Lactancia Materna (IBCLC)
Educadora de Parto Lamaze (LCCE)
www.nacemama.com

jueves, 21 de junio de 2012

Dormir al bebé: Rutinas que nos ayudan.

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En nuestra cultura los adultos acostumbramos a dormir, un promedio, de 8 horas corridas en la noche. Asimismo, tenemos largas jornadas de trabajo en el día. Esto hace que, cuando nace un bebé en la familia, nuestras rutinas se vean alteradas, y anhelamos el momento en el que el niño es capaz de seguir nuestros horarios. Sin embargo, los niños tienen su propio ritmo de sueño. El mismo forma parte importante de su desarrollo, y acompaña su proceso evolutivo. Por esta razón, difícilmente un bebé dormirá más de 5 horas corridas. De acuerdo al momento evolutivo en el que se encuentre, necesita de ciertos despertares nocturnos, que se irán reduciendo en frecuencia con el correr de los meses. A modo de ejemplo, un bebé recién nacido hasta los 3 meses de edad, dormirá la mayor parte del día, un promedio 14 a 20 horas, según sus características. Debido a que las necesidades principales son las de alimentarse y crecer, el bebé precisa comer frecuentemente, y se despertará a lo largo de la noche para alimentarse, y así mantener estables los niveles de azúcar en la sangre. En promedio, un bebé recién nacido dormirá por períodos de 2 a 5 horas.

¿Debemos enseñarles a dormir a los bebés?
Es importante entender que los adultos no debemos enseñar a dormir a los niños. Ellos duermen desde que están en la panza de su madre, y al nacer lo harán naturalmente de acuerdo a sus requerimientos. Los adultos enseñamos hábitos y rutinas. Podemos enseñar el hábito de dormir en su cama, de dormir con la luz apagada, y de usar pijama, pero el acto mismo de dormir, no es algo que enseñemos.

Hay noches que se pueden tornar complicadas, por ejemplo cuando los papás están muy cansados y el bebé se mantiene despierto varias horas en la noche. También puede resultar caótico si todas las noches se duerme a una hora diferente, como si duerme durante el día y se mantiene despierto en la noche. Los papás podemos plantear rutinas que organicen nuestra vida cotidiana, y generen hábitos sanos en el niño. Sin embargo, es muy importante tener expectativas reales respecto al sueño del bebé, y no esperar que cumpla ciertas rutinas antes que su capacidad neurológica se lo permita. Por ejemplo, puede resultar peligroso si le exigimos a un bebé menor a 3 meses, que duerma toda la noche de corrido. No solo no tiene la capacidad de crear este hábito, sino que por sus necesidades físicas, requiere de hidratación y alimentación frecuente. Según lo que plantean varios autores, se espera que un niño duerma, durante toda la noche, sin despertarse, luego de los 4 años. Hasta entonces, puede haber varios despertares en la noche. Estos van reduciendo en frecuencia y duración a medida que el niño crece.

¿Cómo podemos crear hábitos sanos?
Lo primero puede ser preguntarnos cómo son nuestras costumbres, rutinas y hábitos. ¿Nos acostamos tarde en la noche? ¿La casa es ruidosa hasta altas horas de la noche? ¿Cómo paso tiempo con mi bebé? ¿Lo estimulo demasiado previo a la hora de dormir? Las rutinas familiares colaboran o no con la forma en que el bebé duerma. Por ejemplo, lo padres que acostumbran acostarse tarde, seguramente mantendrán rutinas y hábitos que hagan que el bebé se duerma a altas horas de la noche. Otra situación que sucede con frecuencia es que los padres llegan de trabajar a la hora que el bebé comienza a manifestar sueño. Esto genera cierta conflictiva familiar, porque el niño se torna molesto, y se suma el cansancio de los adultos. Esta situación se puede corregir induciendo una siesta algunas horas antes, de modo el niño este descansado y pueda disfrutar de los mimos de papá y mamá. Revisar nuestras rutinas nos pueden ayudar a ver de qué forma podemos mejorar los períodos de sueño.
Para conciliar el sueño es más fácil si estamos en un ambiente tranquilo y si realizamos actividades que nos ayuden a relajarnos. Si deseamos que el bebé duerma a determinada hora, porque esto ayudaría en la rutina familiar, podemos generar instancias de relajación, por ejemplo un baño caliente, ofrecerle el pecho, cargarlo en brazos, entre otras. Es fundamental ser consecuentes en las rutinas que planteamos. Si un día intentamos que duerma de una forma, y el otro cambiamos la estrategia, es muy difícil que el niño lo pueda incorporar como hábito.

También debemos tener en cuenta la cantidad de horas que puede dormir un niño durante el día. Si nuestro bebé duerme demasiadas siestas, y en la noche nos cuesta que mantenga el sueño, puede ser que le estemos pidiendo que duerma más de lo que puede. Existe lo que se denomina “Ritmo Circadiano” que regula la cantidad de horas que dormimos en el día. De acuerdo a la edad del niño, serán la cantidad de horas diurnas que pueda dormir. A modo informativo, se plantea que hasta los 6 meses los bebés duermen casi 50% en el día, y 50% en la noche. Luego de los 6 meses, comienzan a realizar dos o tres siestas que se van reduciendo en cantidad, hasta que hacia los 18 meses, tienden a dormir una única siesta. Se plantea que desde recién nacido el niño comience a diferenciar el día de la noche. Este es un proceso que le llevará algunos meses. Pero nosotros podemos ayudarle. Cuando el niño duerme la siesta, nosotros podemos mantener las características del día. Es decir, que la casa este iluminada y hagamos los ruidos normales propios de nuestras costumbres. Si durante el día el niño duerme en silencio y oscuridad, le costará diferenciar cuando duerme en el día, y cuando duerme en la noche.

Por último, recordemos que el sueño es una actividad placentera, que nos ayuda a reparar y cargar energía para un nuevo día. En los niños es fundamental para el correcto crecimiento y desarrollo neuronal. Como padres, podemos colaborar para que la experiencia de conciliar el sueño sea positiva, y que el niño complete su proceso de maduración de forma natural. La forma en que nuestros hijos se duermen es otra oportunidad que tenemos como padres para mostrarles nuestro cariño, enseñando hábitos saludables.

Claudia López. 
Licenciada el Psicología
Consultora Internacional de Lactancia Materna (IBCLC)
Educadora de parto Lamaze (LCCE)
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