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martes, 7 de diciembre de 2010

El primer baño del bebé



Son muchas las experiencias nuevas que vivimos con la llegada de nuestro bebé. Podemos ser excelentes profesionales o técnicos en lo laboral, enfrentando desafíos importantes y resolviéndolos de forma muy eficiente. Sin embargo, frente a cambiar un pañal, o limpiar el cordón umbilical, nos podemos ver desbordados y no sabiendo bien cómo resolver la situación.
Este pequeño ser, al cual empezamos a conocer, lo encontramos tan indefenso y vulnerable, que muchas veces por miedos o fantasías de lastimarlo, no sabemos bien cómo cargarlo, y atender sus necesidades básicas.
Lo fantástico de la naturaleza, es que nos prepara para este encuentro, desarrollando nuestras habilidades instintivas de cuidado materno y paterno. Desde la cultura, existe un sostén importante. No faltan enfermeras con mucha experiencia que nos explicarán cómo realizar cada tarea. También encontraremos abuelas, tías, otros familiares y amigos que nos contarán sus experiencias y conocimientos. Mamá y papá deberán discernir qué tomarán de cada consejo, y con la ayuda del pediatra, sin duda realizarán una excelente labor.
El primer baño de nuestro bebé, es una de las experiencias más anheladas y temidas de los papás. Escuchamos distintos miedos o fantasías, como ser el poder quemar al bebé si el agua está demasiado caliente, o que tome frío si no logramos la temperatura indicada. Otra fantasía es la posibilidad de generarle un trauma, al bebé, con el agua. Algunos creen que si esta primer experiencia no es positiva, luego el niño no querrá bañarse en una piscina o ir a la playa. Todos estos miedos e ideas se presentan frecuentemente, pero lo importante es la confianza que mamá y papá deberán tener que están haciendo lo mejor posible, y con la información adecuada, lograrán una buena experiencia de baño.
Desde el punto de vista médico, el primer baño de inmersión de un recién nacido deberá realizarse entre las primeras 24 a 48 horas de caído el cordón, teniendo la precaución que la cicatriz este seca. En caso de que los papás duden al respecto, es conveniente consultar con el pediatra. Mantener seco el cordón umbilical favorece la cicatrización y previene la infección, es por esta razón que se evita mojarlo antes de su caída. No obstante, se pueden realizar lavados parciales del cuerpo. Es importante que el jabón sea neutro o de glicerina, utilizando una esponja y agua tibia, sin mojar su pancita.
Para lograr una buena experiencia del baño, debemos tener algunos elementos en cuenta. En primer lugar, es conveniente evitar lugares de la casa donde haya corriente de aire. No siempre el cuarto de baño es el lugar más adecuado, debemos encontrar un lugar en la casa que mantenga la temperatura templada, y nos ofrezca la menor cantidad de distracciones. El baño lo podemos realizar en una pileta o en un bañito de bebé, no se recomienda que sea en una bañera grande. Debemos asegurarnos de tener todo lo necesario al momento de comenzar a mojar al bebé. Como referencia, podemos pensar en: jabón neutro, toalla, pañal, ropa limpia, y cepillito para el pelo. Es importante nunca dejar solo al bebé, si se presenta una emergencia durante el baño, se lo envuelve y se lleva consigo.
La temperatura del agua se tiene que chequear, con nuestro codo o nuestra muñeca, previo a la inmersión del bebe. Al tacto, debe de sentirse agradable, ni muy fría ni muy caliente. Si tenemos termómetro para agua, este debería indicar de 34 a 36 grados centígrados.
Se recomienda lavarlo en sentido de arriba a abajo, es decir primero su cabecita y carita, y luego el resto del cuerpo. Los primeros baños no son extensos, ya que evitamos que el bebé tome frío. Muchas veces nos toma más trabajo la preparación, que el baño en sí mismo. Al secarlo, tomamos especial cuidado en los pliegues, si quedaran húmedos pueden pasparse. No se recomienda el uso de cotonetes, ya que pueden dañar el oído del bebe. Asimismo, no es conveniente que en el recién nacido se usen colonias o talcos, ya que pueden provocar alergias.
Es frecuente que el bebé llore en los primeros baños, no debemos impresionarnos por esto. No implica que estemos haciendo nada mal, es importante tener en cuenta que es una nueva experiencia para él, y puede asustarse. Para ayudarlo a familiarizarse con este hábito y se sienta cómodo con el mismo, es conveniente que tengamos en cuenta otros elementos. La forma en que sostengamos su cuerpo le brindará o no seguridad. Se recomienda utilizar el brazo no hábil para tómalo por debajo de las axilas, de forma que apoye su cabecita en la parte del codo. Si el adulto se siente inseguro, el bebé lo notará. Existen artículos auxiliares, tipo sillas para el baño, que pueden colaborar con la tarea.
Es importante hablarle y sonreírle durante todo el momento del baño. Nos asombraremos de como sostiene su mirada, intentando descifrar lo que sucede. Si mamá y papá le hablan, mimando y describiendo cada parte de su cuerpo, aprovecharán la oportunidad para convertirla en una expresión de cariño, demostrándole así confianza y seguridad.
Tomar el baño como rutina previo a dormirse, puede resultar cómodo y útil. En muchos casos tranquiliza a los bebés, y tienen mayor facilidad para conciliar el sueño. Sin embargo, hay situaciones en que los bebés quedan nerviosos, dificultando así la rutina de dormirse. En todos los casos, los padres deben utilizar el sentido común, y elegir el horario que sea más apropiado para el bebé y el contexto familiar.
En conclusión, el primer baño de nuestro bebé nos puede generar muchos miedos e inseguridades. Siguiendo los consejos del pediatra, y con ayuda del entorno, conseguiremos la confianza necesaria. No debemos asustarnos si las primeras veces el bebé llora. Poco a poco se convertirá en un momento muy placentero para ambos, en el que podremos expresarle, con mimos y caricias, todo nuestro amor.
Dra. Matilde Maqueira
Lic en Psic. Claudia López

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